
Os voy a contar sobre mi historia con las bicicletas.
Los que me conocéis sabéis que apoyo al comercio de barrio,
el de toda la vida, en el que la mayoría de las ocasiones el dependiente es el
dueño o participa en el comercio de una manera más implicada que un empleado de
una gran superficie. Así que iré hablando de las tiendas de bicicletas que
tengo próximas, y empiezo por Bicicletas Tomas.
La tienda está ubicada en la avenida del Cerro prieto, número
20, y fue fundada en 1973, así que para mí lleva ‘toda la vida’.
Fue la tienda donde mis padre me compraron mi primer
triciclo, amarillo y con volquete. Y todo porque un día en el parque, estábamos
varios niños y yo haciendo una montaña de tierra debajo de un columpio, por eso
de que saltábamos desde lo alto, y que amortiguara la caída, y tras varios
viajes cargados con nuestros cubitos y viendo que el montón apenas crecía pensé…
“seguro que esto se puede hacer más rápido…”
así que ese mismo día, cuando subí a casa, se lo plante a mis padres “papa,
mama, quiero un triciclo… y con volquete”, recuerdo que tras mirarme de aquella
manera, les oí decir, “vamos a esperar un par de días, por si es un capricho”…
dos días después… de seguir dando el tostón, digo, fuimos a Bicicletas Tomas. Y
allí estaba, flamante triciclo de ruedas negras gruesas y volquete accionado
por palanca. Mío fue.
Esa tarde, cuando me presente en el parque con el vehículo
disfrute como el niño que era. Aparcaba el vehículo (sin bajarme oye, que ya
conduzco yo), los amigos llenaban el remolque con sus palas y adelante, hasta
el columpio. Una nueva en el trasporte de tierra era había comenzado.
La verdad no recuerdo como de grande hicimos la montaña
amortigua-saltos, ni si llegue a tirarme sobre ella (cualquiera se levantaba
del triciclo con todos esos niños mirándolo con ganas de quitármelo ¡no señor¡ ),
pero si recuerdo que la diversión dejo de ser hacer el montículo, lo divertido
era dar pedales, y transportar arena de un sitio a otro.
Tampoco consigo recordar donde termino este triciclo con el
paso de los años, pero sí que disfruté mucho con él.
La siguiente bicicleta que tuve fue una BH, dorada y blanca,
talla pequeña/media, sobre la que aprendí a montar, primero con redimes, eso sí,
y en el pueblo.
Esta BH, de las llamadas ‘de paseo’ con asiento de cuero del
duro (pero durooo, duroo) eso sí, con dos amortiguadores, perdón, con dos
muelles debajo del asiento, fue un regalo. También recuerdo que tenía un trasportín
trasero, blanco, que te permitía llevar una pequeña tontería de un sitio a otro
sin prescindir de una mano en el manillar. Y antes de llevarla al pueblo, la
pusimos a punto en Bicicletas Tomas, arreglando los frenos, y poniéndole dos banderitas
horteras en la rueda delantera, una de España y otra de USA… perdonarme, pero
era un niño y solo me fijaba en los colores :D
Aprendí a montar sin ruedines en una tarde, en la que
salimos de paseo mis padres y otros familiares. Primero me sujetaban por el sillín
mientras yo daba pedales mirando la rueda delantera (lo típico), y soltándome cada
poco cuando aprendí a mirar más al frente con un poco de equilibrio. En esa
tarde de verano volví de paseo dando pedales yo solo, con algún que otro problema
típico de novato, pero desde ese momento los veranos era sinónimo de pueblo y
bicicleta.
Cuando se me quedo pequeña, empezamos a hacer una hucha, que
no era otra cosa que una botella de agua mineral, que permitía meter una moneda
de 25 pesetas haciendo cierta fuerza quedando está bloqueada dentro de la
botella. Ya no se podía sacar (bueno si, pero eso esa es otra historia…)
El caso es que cuando la botella empezó a pesar lo
suficiente, y mi bici pedía auxilio cuando me sentaba, fue mi hermano mayor a
la compra. Volvió con una BH California, amarilla y ruedas negras muy gruesas,
con las manetas y llantas de aluminio color azul alucinantes. Se la compró a un
vecino del barrio, y nos regaló una ‘graciosa sirena a pilas’, agarrada al
manillar, que podías encender imitando el sonido de la policía, bomberos,
ambulancia… pensé en devolver la bici cuando lo vi :/ … por suerte esa misma
tarde la quitamos.
En aquel entonces estaba de moda lo que llamaban BMX, y esta
era una bicicleta de ese tipo. Daba igual que no supiéramos subir un bordillo,
la bici molaba mazo. Era como ser uno de los bicivoladores (madre mía, si sale Nicole Kidman).
Esta bici sí que recorrió ‘pueblo’, recuerdo que es la
primera a la que cambie las cubiertas por desgaste, los pedales, de aparcarla tirándola
al suelo, repare pinchazos varios, zapatas desgastadas… todo un sinónimo de uso
y os aseguro de disfrute.
Pero todo esto era en el pueblo, el mes de Agosto. Años me
pase sin bici en Madrid, solo pudiendo usarla en verano, porque a mis padres
les daba miedo que me atropellara un coche. Razón no les faltaba, el tráfico
era de miedo.
No fue hasta 2009, cuando ya en mi casa, me compre una nueva
bicicleta, otra vez a la moda del momento, una bicicleta de montaña, roja y
negra, también marca BH, esta vez sin banderitas J
Sigo conservando la pequeña BH amarilla y la BH California
en el pueblo, van necesitando un repaso, ya que ya no voy tan asiduamente como
antes, pero allí estas. Y es que una bicicleta bien cuidada puede ser para
siempre.
Y a fecha de este post… sigo con la BH de montaña… y que
dure.
P.D: Os deja la dirección de la tienda de Bicicletas TOMAS,
que 39 años después sigue abierta, ahora bajo las buenas/nuevas manos de Raúl.
Bicicletas TOMAS
Avenida del Cerro Prieto, 20
28931 Móstoles (Madrid)
Tlf.: 91.646.58.66
https://www.facebook.com/bicistomas
Observaciones: VENTA Y REPARACIÓN
Salgo con la bici,
luego seguimos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario