lunes, 26 de noviembre de 2012

MIS BICICLETAS



 Os voy a contar sobre mi historia con las bicicletas.

Los que me conocéis sabéis que apoyo al comercio de barrio, el de toda la vida, en el que la mayoría de las ocasiones el dependiente es el dueño o participa en el comercio de una manera más implicada que un empleado de una gran superficie. Así que iré hablando de las tiendas de bicicletas que tengo próximas, y empiezo por Bicicletas Tomas.

La tienda está ubicada en la avenida del Cerro prieto, número 20, y fue fundada en 1973, así que para mí lleva ‘toda la vida’.

Fue la tienda donde mis padre me compraron mi primer triciclo, amarillo y con volquete. Y todo porque un día en el parque, estábamos varios niños y yo haciendo una montaña de tierra debajo de un columpio, por eso de que saltábamos desde lo alto, y que amortiguara la caída, y tras varios viajes cargados con nuestros cubitos y viendo que el montón apenas crecía pensé… “seguro que esto se puede hacer más rápido…”  así que ese mismo día, cuando subí a casa, se lo plante a mis padres “papa, mama, quiero un triciclo… y con volquete”, recuerdo que tras mirarme de aquella manera, les oí decir, “vamos a esperar un par de días, por si es un capricho”… dos días después… de seguir dando el tostón, digo, fuimos a Bicicletas Tomas. Y allí estaba, flamante triciclo de ruedas negras gruesas y volquete accionado por palanca. Mío fue.

Esa tarde, cuando me presente en el parque con el vehículo disfrute como el niño que era. Aparcaba el vehículo (sin bajarme oye, que ya conduzco yo), los amigos llenaban el remolque con sus palas y adelante, hasta el columpio. Una nueva en el trasporte de tierra era había comenzado.

La verdad no recuerdo como de grande hicimos la montaña amortigua-saltos, ni si llegue a tirarme sobre ella (cualquiera se levantaba del triciclo con todos esos niños mirándolo con ganas de quitármelo ¡no señor¡ ), pero si recuerdo que la diversión dejo de ser hacer el montículo, lo divertido era dar pedales, y transportar arena de un sitio a otro.

Tampoco consigo recordar donde termino este triciclo con el paso de los años, pero sí que disfruté mucho con él.

La siguiente bicicleta que tuve fue una BH, dorada y blanca, talla pequeña/media, sobre la que aprendí a montar, primero con redimes, eso sí, y en el pueblo.

Esta BH, de las llamadas ‘de paseo’ con asiento de cuero del duro (pero durooo, duroo) eso sí, con dos amortiguadores, perdón, con dos muelles debajo del asiento, fue un regalo. También recuerdo que tenía un trasportín trasero, blanco, que te permitía llevar una pequeña tontería de un sitio a otro sin prescindir de una mano en el manillar. Y antes de llevarla al pueblo, la pusimos a punto en Bicicletas Tomas, arreglando los frenos, y poniéndole dos banderitas horteras en la rueda delantera, una de España y otra de USA… perdonarme, pero era un niño y solo me fijaba en los colores :D

Aprendí a montar sin ruedines en una tarde, en la que salimos de paseo mis padres y otros familiares. Primero me sujetaban por el sillín mientras yo daba pedales mirando la rueda delantera (lo típico), y soltándome cada poco cuando aprendí a mirar más al frente con un poco de equilibrio. En esa tarde de verano volví de paseo dando pedales yo solo, con algún que otro problema típico de novato, pero desde ese momento los veranos era sinónimo de pueblo y bicicleta.

Cuando se me quedo pequeña, empezamos a hacer una hucha, que no era otra cosa que una botella de agua mineral, que permitía meter una moneda de 25 pesetas haciendo cierta fuerza quedando está bloqueada dentro de la botella. Ya no se podía sacar (bueno si, pero eso esa es otra historia…)

El caso es que cuando la botella empezó a pesar lo suficiente, y mi bici pedía auxilio cuando me sentaba, fue mi hermano mayor a la compra. Volvió con una BH California, amarilla y ruedas negras muy gruesas, con las manetas y llantas de aluminio color azul alucinantes. Se la compró a un vecino del barrio, y nos regaló una ‘graciosa sirena a pilas’, agarrada al manillar, que podías encender imitando el sonido de la policía, bomberos, ambulancia… pensé en devolver la bici cuando lo vi :/ … por suerte esa misma tarde la quitamos.

En aquel entonces estaba de moda lo que llamaban BMX, y esta era una bicicleta de ese tipo. Daba igual que no supiéramos subir un bordillo, la bici molaba mazo. Era como ser uno de los bicivoladores  (madre mía, si sale Nicole Kidman).

Esta bici sí que recorrió ‘pueblo’, recuerdo que es la primera a la que cambie las cubiertas por desgaste, los pedales, de aparcarla tirándola al suelo, repare pinchazos varios, zapatas desgastadas… todo un sinónimo de uso y os aseguro de disfrute.

Pero todo esto era en el pueblo, el mes de Agosto. Años me pase sin bici en Madrid, solo pudiendo usarla en verano, porque a mis padres les daba miedo que me atropellara un coche. Razón no les faltaba, el tráfico era de miedo.

No fue hasta 2009, cuando ya en mi casa, me compre una nueva bicicleta, otra vez a la moda del momento, una bicicleta de montaña, roja y negra, también marca BH, esta vez sin banderitas J

Sigo conservando la pequeña BH amarilla y la BH California en el pueblo, van necesitando un repaso, ya que ya no voy tan asiduamente como antes, pero allí estas. Y es que una bicicleta bien cuidada puede ser para siempre.

Y a fecha de este post… sigo con la BH de montaña… y que dure.

P.D: Os deja la dirección de la tienda de Bicicletas TOMAS, que 39 años después sigue abierta, ahora bajo las buenas/nuevas manos de Raúl.

Bicicletas TOMAS
Avenida del Cerro Prieto, 20
28931 Móstoles (Madrid)
Tlf.: 91.646.58.66
https://www.facebook.com/bicistomas
Observaciones: VENTA Y REPARACIÓN


Salgo con la bici, luego seguimos...

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